Llegan informes de Rusia que sostienen que en ese país, los científicos han estimado que Apohis podría impactar con la Tierra el 13 de abril de 2036, aunque no se ponen de acuerdo en la probabilidad. ¿Deberíamos asustarnos?
Para Donald Yeomans, director del Programa NEO (objetos cercanos a la Tierra) de la NASA, "los cálculos son técnicamente correctos, en 2036 existe una posibilidad de impacto; sin embargo es solamente de una entre 250.000".
Los científicos rusos basan sus predicciones de colisión en la posibilidad de que este meteorito de 270 metros viaje a través de lo que se conoce como un ojo de cerradura gravitatorio, durante su aproximación a la Tierra en 2029.
Este mencionado ojo de aguja gravitatorio es una región precisa en el espacio, sólo ligeramente más grande que el propio asteroide, en el cual el efecto de la gravedad de la Tierra es tal, que podría alterar la ruta de Apohis.
Donald Yeomans comenta: "El problema es que el 13 de abril de 2029, Apohis pasará muy cerca de la Tierra, a apenas cinco radios terrestres, de modo que va a ser todo un evento, aunque ya hemos descartado la posibilidad de que haya un impacto en ese momento. Por otro lado, si pasa a través de un ojo de cerradura durante esa aproximación, entonces ciertamente su ruta podría perturbarse y regresar a la Tierra el 13 de abril de 2036 para impactar con nuestro planeta".
Aunque para tranquilizarnos añade que las oportunidades de que el asteroide pase a través de ese ojo de cerradura son minúsculas.
El escenario más probable es el siguiente: Apophis pasará cerca de la Tierra a finales de 2012 y a comienzos de 2013, momento en que será observado de forma minuciosa con telescopios terrestres y sistemas de radares. Si entonces se estima que sigue una ruta destructiva, la NASA ideará el esquema y maquinaria necesarios para cambiar la órbita del asteroide reduciendo la posibilidad de impacto en 2036 a cero.
Para hacerlo existen varias formas, la más sencilla es hacer impactar una nave espacial contra la roca. Esta tecnología ya se probó el 4 de julio de 2005, cuando la sonda Deep Impact se precipitó contre el cometa Tempel 1.
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